Antes de la Flecha Dorada
Romance entre Dafne y Apolo
Autor Anónimo (Su Autor/a prefirió no develar su identidad)
I
Apolo
Quiero amor que seas mi agua y mi carne,
que formes parte de un ardiente grito
y acallarnos con el placer de estar juntos,
unidos.
Que nuestras almas sean, flameantes cuerpos,
que se mezclen con la sangre
en los pulmones
para buscar su aire y oxígeno.
Dafne
Unidos en un mismo ritmo,
descubriéndonos;
y en el cenit de nuestro fuego
gemir de placer con nuestro encuentro;
crepitando, desesperados
en tórrido y ardiente ayuntamiento.
Apolo
Que mi cuerpo sea tuyo y el tuyo mío.
Dafne
Mezclemos nuestros jugos,
como esencia genuina
de nuestro ferviente anhelo.
Que no sean ellos un mito
y podamos revolcarnos
en los confines,
de nuestros propios bríos.
Apolo
Esos jugos que trazan nuestro ciclo.
Esos jugos, que circundan como un torrente
desde nuestra carne a nuestras propias fibras.
Dafne
¡Oh! ¡Dime palabras al oído de placer y entrega!
¡Dame esos besos tibios cada vez mas intensos!
¡Deja que crezcan, hasta llegar al fuego!
!La pasión, el éxtasis...!
Quiero fundirme en tu boca de efebo,
en tu pecho, en tu pubis, en tu cuello.
Deseosa de tu amor, llegar a ser un todo
y hundirnos, hasta el alma
en nuestros ansiados géneros.
Amor enamorado te suplico y te ruego
Dame tu vida y tu alma,
¡hazme tuya entera y sé mío!
Apolo
¡Oh amor!
Va mi ferviente deseo de entregarme
con el alma encendida,
desesperada hacia tus pétalos.
Ese canal que se torna urgente hacia tus besos...
Mis labios ahora, descoloridos,
buscan denodados
ese rojo rabioso de tu boca de fuego.
Dafne
¡Ay poderoso guerrero!
Mi cuerpo late a la distancia,
palpita fuertemente en toda su extensión
para llegar desfalleciente a vos.
Apolo
¡Amor!
Mi ansiedad oculta,
donde mi anhelo se inviste
invisible,
conjurando a mis ganas.
Desesperadas ganas de estar,
de tenerte y de bucear
entre todos tus permisos.
Permisos íntimos,
que vos y yo nos damos.
Permisos íntimos,
que vos y yo sabemos
y podemos encontrarlos.
¡Te deseo amor!
¡Oh mi cielo azul!
como tus ojos.
Dame esos lugares tuyos,
guardados,
para que los descubra.
Quiero tomar tu rostro
y suplicarte... ¡mírame!
mírame como a vos llego
con mi cuerpo entero,
ardiente y descontrolado.
¡Dame tus jugos Amor bello!
que deseo beber de ellos,
y los dejes encajados,
como una estampa soldada
entre mis dientes y mis labios.
Dafne
Reservo Amor, mis cóncavos y convexos
para cuando llegue nuestro momento,
para cuando el calor de nuestros cuerpos
como aura, partida en dos mitades;
se busquen, se adhieran y se unan
exacerbadas, definitivas e inexorables,
como bálsamo a nuestro acentamiento.
El hormigueo de mis fibras,
que nada saben de amor,
pero sí de animal hambriento,
dejan ellas muy claro en mis adentros
el aullido de un mensaje mundano...
que se cumpla la función estrepitosa
implorando la unión desesperada
de nuestros géneros paganos.
Apolo
!Oh, dulce ninfa de Peneo!
!Tu anatomía por vos decide!
Pregúntale a tu boca,
dialoga con tu cuerpo,
averigua dónde está él ahora,
en sus intrépidas lecturas.
Deja que tu cuerpo te hable,
te lleve, te dirija.
Pídele que sea sincero
y dile que no vas a ahogar
jamás sus búsquedas.
Dafne
Deseo me envuelvas con tu respiración agitada,
entrecortada,
abrazando enteramente mis efluvios;
deseo ver y sentir ese latir con el correr de tu sangre,
Sangre caliente y agitada de tus venas;
símbolo de una entrega final ante un gemido
recibido como ofrenda...
Apolo
¡Gime mujer, gime conmigo!
¡Mi desesperada pasión quiere envolverte!
Dafne
¡Deseo fundirme y aturdirme con vos!
Apolo
Quiero a nuestras lenguas como anhelo,
mirar tus ojos azules incandescentes.
Se ciegan mis palabras cuando ellos me iluminan.
¡Ay gran Amor!
!Fundamos nuestros cuerpos!
Que sea solo uno
quien nos otorgue la vida.
Que ese organismo mezclado,
nos murmure, nos lleve,
y nos trasmita aquello
acontecido,
como un registro de ambos.
Una sola fruición encallada
como cuño en las arterias,
de un furor apasionado;
ardiente como mecha encendida
y prendida como una hoguera
hacia nuestros propios labios.
Dafne
Quiero cubrirte con mis labios tímidos,
y recaer con furor en pasiones atroces,
y descubrir mi ardiente entrega,
agazapada, exultante y redimiendo
la furibunda contienda entre tus bregas.
Apolo
¡Oh tus excesos!
que llegan hasta hervir mi carne.
Quiero hundirme entre tus vísceras,
encontrarte a vos en las mías
fundiéndonos, quemándonos
de insoportables llamaradas
en nuestro total desenfreno.
Estamos abiertos, descarnados,
desesperados
por esta pasión agitada
que nos remonta
hacia nuestras puertas íntimas...
¡El Amor, Amor!
¡El Amor...!
Dafne
¡Nuestro Amor! ¡Amor! ¡Nuestro Amor!
Imagino la tibieza y humedad despuntada.
Desde la saliva de nuestras bocas
al fuego de nuestros jugos destellados.
Allí nos encontramos nuevamente juntos,
una vez mas, como tantas veces.
Es tan fuerte mi deseo ahora,
que no encuentro palabras para evocarte.
Dame tus jugos, yo te entrego los míos.
Apolo
Recíbelos y dame todos ellos;
mi boca sedienta impera nutrirse
de tu saliva como néctar caliente.
Deja que juegue con tus partes mas guardadas
que bese apasionado
tus recónditos lugares.
¡Ay amor ... la tibieza de tu almíbar!
¡De tu almíbar...!
Dafne
¡Mi almíbar brota excitada hacia tu boca!
Deja que se funda ella en un solo líquido,
esperanzado en la continuidad del mañana.
De siempre y por siempre amado mío,
que ese mañana nos quede chico en el presente.
¡Siempre...! ¡Siempre...!
Apolo
¡Adorable ninfa de Peneo!
Aspiro seas vos quién cierre mis ojos
cada noche.
Dafne
¡ENTONCES TÓMAME!
II
Apolo
Mis ojos, están abiertos ahora.
¡Mírame! mírame cuando te amo,
cuando te poseo y cuando gemimos.
No cierres tus soles fogosos,
quiero me mires cuando te miro,
hasta llegar al ahogo,
exhumados, exhaustos y fundidos.
Dafne
¡Si!
Mirémonos en este momento de entrega,
hasta la total redención y desmesura,
sólo cerraré los mios
sobre el final de la carrera,
después de la embriaguez que nos sella
esta inquietante pasión profunda.
Apolo
Deja Amor, que nos miremos
y nuestros cuerpos se digan,
somos uno,
¡Ay Amor quiero ver tus ojos azules
enclavados en los mios!
¡No cierres tus pupilas en la copula amor mío!
¡No dejes que me quede solo mirándote!
¡No me abandones aquí ahora en el enjambre!
Me niego a cerrar mis ojos, ante un beso tuyo,
necesito a vos amarte con la mirada íntegra,
con mi imagen despierta y abierta en la vigilia.
Me sublevo aturdirme en la penumbra
apagando el iris para sentir tus besos.
Quiero tener abiertas mis pupilas,
como un Amor visible...
como un Amor incandescente y fulgurante
¡Como un Amor! ¡Oh Amor! ¡que vive despierto!
¡Salvaje!
Salvajemente despierto...