W. Shakespeare

 

Soneto Nro.13

 

¡Oh. Si tu fueras tuyo! Pero amor, solo eres.

Tuyo mientras presistas en este mundo amante.

Contra el fin implacable, ningún consuelo esperes

salvo legar a otros, ese dulce semblante.

Solo así, la belleza que te presto la suerte,

no tendrá fin y luego perpetuando su norma.

serás de nuevo tuyo, tras de tu propia muerte,

cuando tus dulces hijos, vistan tu dulce forma.

¿Quién dejará que caiga la bella casa en ruinas,

que un gobierno viril, con amor sostendría,

cuando el invierno, arroje ráfagas asesinas,

y su furor esteril, la muerte eterna y fría?

Oh nadie. Algo mejor, querido amor, existe.

Que tu hijo tenga un padre, como tú lo tuviste.

 

 

soneto Nro. 64

 

Cuando ví por la mano del tiempo destrozado,

el tesoro soberbio de una edad abolida,

y el torreón altivo, por el suelo arrojado

y esclavo el bronce eterno de una rabia encendida.

Cuando ví que el océano hambriento,

avanzaba sobre un reino de arenosas distancias

y que opuestas las playas al líquido elemento,

dan a ganacias pérdidas y a pérdidas ganancias.

Cuando ví que tales cambios en el mundo y la mente,

y como todo estado, cede a la decadencia,

me obligaron las ruinas a pensar finalmente

que vendrá amor el tiempo a borrar tu presencia.

Tan mortal pensamiento solo me ha permitido,

llorar ansiando aquello que temo ver perdido.

 

 

 

 

 

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