Rafael Alberti

 

 

Diálogo entre Venus y Príapo

 

 

Príapo

 

Despierta, sí, cerrada

caverna de coral. Voy por tus breñas,

cabeceante, ciego, perseguido.

Ábrete a mi llamada,

al mismo sueño que en tu gruta sueñas.

Tus rojas furias sueltas me han mordido.

¿Me escuchas en lo oscuro?

Sediento, he jadeado las colinas

y descendido al valle donde empieza

el caminar mas duro,

pues todo, aunque cabellos, son espinas,

montes allí rizados de maleza.

¿Duermes aún? ¿No sientes

cómo mi flor, brillante y ruborosa

la piel, extensa y alta se desnuda,

y con labios calientes

--coral los tuyos y los míos rosa--

besa la noche de tus labios muda?

¡Despierta! […]

 

 

Venus

 

[…] ¡No! No me riegues,

amor, de blancos copos todavia,

Guarda, mi bien, esas nevadas flores

hasta que al fin me llegues

a lo mas hondo de mi cueva umbría

con tus largos y ocultos surtidores. […]

 

 

[…] Príapo

 

Escondo,

también allá en lo hondo

de una caverna oscura,

de blancas mordientes

almenas vigiladas,

una muy dulce y de humedad mojada

cautiva...

 

Venus

 

Yo prosigo. Son los dientes

los que fijo la rondan y dan vela,

También yo otra cautiva

como la tuya guardo. ¿No la sientes?

A navegar sobre su propia estela

mírala aquí dispuesta, siempre viva.

 

 

 

Príapo

 

¡Oh encendido alhelí, flor rumorosa!

Deja que tu saliva

de miel, que tu graciosa

corola lanceolada de rubíes

mojen mi lengua, ansiosa

de enla tuya mojar tus carmesíes. […]

 

 

 

[…] Príapo

 

Gruta sagrada, toco tus orillas.

Abre tus labios ya, siénteme dentro.

 

 

 

Venus

 

¡Oh maravilla de las maravillas!

¡Luz que me quema el mas profundo centro!

 

 

 

Príapo

 

Se confunden los bosques, las lianas

se juntan y conmueven.

En el pomar revientan las manzanas

y en el jardín copos de nardos llueven.

 

 

 

Venus

 

¡Qué bien cubres mis ámbitos! Sus muros

¡cómo me los ensanchas y los llenas!

¡Qué pleamar, qué viento

acompasados!

 

 

 

Príapo

 

Jaca y jinete, unísonos, seguros,

galopan, de corales y de arenas

y de espumas bañados.

 

 

 

Venus

 

Detente, amor. No infundas ese aliento

tan rápido a las brisas. Aminora

un poco el paso. Da a tu moviento

un nuevo ritmo ahora.

 

 

 

Príapo

 

Pondré en mis alas un volar mas lento.

 

 

 

Venus

 

Ten mas el freno.

 

 

 

Príapo

 

¿El freno? Querencioso,

mi caballo se pierde a la carrera.

 

 

 

Venus

 

Sigo también su galopar furioso,

antes que derramado en mí se muera.

 

 

 

Príapo

 

¡Amor!

 

 

 

 

Venus

 

¡Amor! La noche se desvae.

Nos baña el mar. ¡Oh luz! El mundo canta.

Cae la luna... El viento...

 

 

 

Príapo

 

Todo cae

cuando el gallo del hombre se levanta.

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